lunes, 3 de mayo de 2010






9ª ETAPA: PORTOMARÍN-PEDROUZA
Dormimos en la misma habitación todos los ciclistas con los de Santander y las chicas y yo me despierto descojonándome de risa porque había un personaje en la habitación que era pa verlo. Como olía el bicho y cómo roncaba, se quedó con el apodo del roncador. Marcela, la brasileña, se tuvo que bajar al piso de abajo a dormir porque no podía soportarlo, yo con lo cansado que estaba la verdad es que ni me enteré.

La mañana amanece fresquita y con niebla pero poco después aparecerá el sol. Al principio nos regala una subidita de 11 kms para calentar las piernas, llego asfixiado. Hay que decir que desde el momento que entras en Galicia todos los tramos son un continuo sube y baja, lo que viene siendo un rompepiernas y después de varios días pedaleando el cansancio se va notando. El tramo hasta Palas de Rei es super guapo con unos paisajes espectaculares, vas pasando pueblos (aldeas) de los que no me acuerdo de los nombres pero que dejan un recuerdo imborrable en mi memoria.

En Palas de Rei, Juanono y yo nos separamos por unas horas porque él va más fuerte y aparte de que no quiero que me esté esperando cada dos por tres, yo voy haciendo mi camino con calma que estoy muy cansado, para mí ya son muchos días y Galicia es Galicia, como ya dije antes. Nos volveremos a ver unas horas después.

Cuando te vas acercando a Santiago vas encontrando muchísima gente, tanta que a veces es complicado ir pasando a tanto peregrino ó turisgrinos como hay por estos lares. Me explico, para que te den la Compostela tienes que acreditar haber hecho al menos 100kms andando por lo que mucha gente empieza a partir de aquí y, la verdad, te encuentras de todo, desde filas enteras de autobuses que llevan a los “turisgrinos” de un pueblo a otro, gente super bien vestida y sin mochilas, niñas super pintaditas y con sus minifaldas... etc. Nosotros que llevamos varios días sin afeitar, que hemos comido barro hasta hartarnos y que estamos machacados de tantos días pedaleando aquí nos vemos como bichos raros, aunque para mí los raros son ellos... Bueno, al final cada uno hace el Camino como quiere o como puede... Ante todo respeto.

En esto que muy educadamente pido paso y adelanto muy despacito a unos “turisgrinos” o “peregrinos domingueros” de estos, y cual es mi sorpresa que al pasar oigo a una maruja gritar: ¡¡Dale con el palo al de la bici que se cree que el camino es suyo!!....en realidad es lo contrario, esta gente pasa por ahí en coche sin sufrir y miran mal a cualquier peregrino/bicigrino tanto que parece que le están perdonando la vida. Me quedo flipado y freno para pedirle explicaciones. Se ve que el Camino me ha cambiado en cierto modo porque lo primero que me viene a la cabeza es que le voy a meter el palo por donde yo me sé pero al final decido que no merece la pena. Esta gente no sabe lo que es el Camino.

Llego a Melide y parece que todo ha cambiado, es como si me hubiera salido del Camino. Recuerdo esas pistas interminables sin un alma por Leon y ahora miro a mi alrededor y solo veo gente. Parece el Corte Inglés el primer día de rebajas, así que como rápido y quiero salir de allí cuanto antes y volver a encontrar la tranquilidad del bosque, de los caminos... no se si me entendéis.

A media tarde y por caminos preciosos (ya estoy otra vez en mi mundo) llego a Arzúa, donde me paro a tomar una cerveza y a los dos minutos aparece Juanono y cinco minutos después aparecen los pucelanos. Nos partimos de risa con las historias de cada uno, Oscar va el hombre super jodido con el menisco, hasta tal punto que cuando se baja de la bici no puede ni andar, hay que joderse como nos gusta sufrir, pero dice que llega a Santiago aunque sea cojo... y vaya si lo hizo. Juanono y yo decidimos tirar hasta Pedrouza (Arca do Pino).

Se hace tarde pero aún así, después de una curva (tiene gracia, pero todo aparece detrás de una curva) oímos el sonido de una gaita en medio del bosque. Nos miramos con una cara que era mezcla entre incredulidad y felicidad, tiramos del freno y nos paramos con unos paisanos que estaban tan felices tocando la pandereta, la gaita, cantando y bailando.... aajjajajaja... nos unimos a la fiesta un ratito y seguimos nuestro camino. Vaya espectáculo. Estamos muy cerca de nuestra meta, apenas a 30 kms y aunque estamos machacados sacamos fuerzas de no sé dónde y seguimos dando pedales, queremos dormir hoy lo más cerca posible de Santiago. Yo iba tan ensimismado que en una bajada me paso el pueblo donde teníamos pensado dormir (me pasé 6 kms...) y acabamos en Pedrouza. Llegamos al albergue a las 9 de la noche y cuando vamos a dejar las bicis nos dice el hospitalero que las podemos dejar en una cuadra donde dormían antes los caballos que tienen en la planta de abajo, a estas alturas ya no nos sorprende nada así que les dejamos un poco de heno y las dejamos descansar que la verdad, las niñas se han portado estupendamente. Nos subimos a cenar unos bocatas, chorizo, queso, etc y nos vamos a sobar más cansados de lo que no he estado en mucho tiempo, los kilómetros ya pesan.

1 comentario:

  1. Que noche la de aquel día.... por Dios.. que suplicio... quizá fue de las situaciones más surrealistas que pasé en mi camino.... ahora al recordarlo me rio... pero me acuerdo del cabreo que pillaba cunado entraba en la habitación... es que la peste a podrido del HOMBRE MOFETA, te daba un bofetón!!!! por Dios... como se puede ser tan guarroooooooooo!
    Ah! y que rabia me dio, cuando al dia siguiente abrieron las luces y TU DORMIAS! jajajajja

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