lunes, 3 de mayo de 2010
8ª ETAPA: TRIACASTELA-PORTOMARÍN
Al salir de Triacastela hace un día de lujo, luce el sol y hace calor, no me lo creo.. por fin un día sin lluvia. Aquí el Camino se bifurca, puedes ir por San Xil o por Samos. Decido ir por Samos para ver el monasterio que me han dicho que es precioso y no me equivoqué. A veces, el Camino te obliga a tomar decisiones que, en ese momento no sabes si es la más adecuada pero el tiempo me va a dar la razón. Los ciclistas de Cadiz van por San Xil y nos separamos con algo de pena, la verdad.
El tramo hasta Samos es precioso, al principio hay un par de kilómetros de carretera pero luego sales al campo y es una pasada. En el monasterio de Samos conozco a un bicigrino de Madrid, Juanono, con el que acabaré esta aventura en Santiago. Un tipo genial, uno de esos Ángeles del Camino que me he ido encontrando pero en este caso es especial. Resulta que los dos visitamos un foro (forobicigrino.com) y antes de salir sin conocerlos estuvimos charlando por internet. Él ha salido desde Madrid con la bici y cuando empezamos a hablar a las puertas del convento salta la sorpresa: “oye tío, ¿¿tu no serás el Juanono ese del foro??” me mira con cara de no creerselo y empezamos a descojonarnos.... para variar risas y más risas. Visitamos el convento y me cuenta cosas de la historia del camino, del convento... en fin, una conversación muy agradable y un gran tipo. En esto que coincidimos con otro ciclista de Pamplona, vamos a Sarria y delante de una empanada de bacalao y unas cervezas no podemos parar de reir. Que tarde más buena pasamos.
Juanono y yo tiramos hacia Portomarín y el de Pamplona se queda en Sarriá. Este tramo, como os decía antes ha sido de los mejores para ir en bici. Eso si, la salida de Sarria es durísima, unas cuestas que pa qué y después de la empanada pues peor. Cruzamos ríos, subimos, bajamos, trialeras p’aqui y p’alla, barro, agua... una pasada. Llegamos al mojón que marca 100 kms hasta Santiago y nos da un subidón increíble. También aquí conocemos a unos bicigrinos que vienen de Santander, otros de Valladolid, una chica de Barcelona y otra brasileña que son una gente super maja.
Al final tengo que decir que lo mejor del Camino es la gente que vas conociendo, el viaje es una experiencia formidable porque pasas por pueblos preciosos, paisajes acojonantes... etc pero yo me quedo con la gente que he conocido estos días. Sin duda alguna.
La llegada a Portomarín es muy bonita, el pueblo está encima de un lago que forma el río Miño (antiguamente el pueblo estaba donde hoy está el embalse) y para finalizar la jornada una cuesta infernal hasta llegar al albergue. Una cervecita y acabamos jugando al futbol y al freesbey (o como se diga) con unos paisanos del lugar. Como si no hubiera hecho ya bastante deporte.... jejejjeje.
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