lunes, 3 de mayo de 2010








10ª ETAPA: PEDROUZA-SANTIAGO
En fin, como dicen por ahí: todo lo bueno se acaba y esta experiencia no iba a ser menos aunque al amigo Juanono y a mi nos quedaba todavía un día lleno de emociones...

Antes de llegar a Santiago nos quedaban aun 20kms, creerme si os digo que se me hicieron muy largos. Lo primero porque el pedal izquierdo de mi niña estaba a punto de decir basta, la bici no me había dado ningún problema hasta ese día (exceptuando los dos pinchazos) pero ya me quedaba tan poco que me daba igual.. iba a llegar a la catedral aunque fuera empujando la bici.

Llegamos al Monte do Gozo y hacemos una parada estratégica para ver ya de cerca las torres de la catedral... bff, no se explicaros muy bien lo que sentía en ese momento. Santiago está a 4 kms y después de tantos buenos momentos, tanto sufrimiento, tanta lluvia, barro... etc. No sabía muy bien como asimilar tantas sensaciones.

Es una mezcla entre alegría y tristeza.

Me explico: la alegría de conseguir una meta que me había propuesto mucho tiempo atrás, que por momentos no tenía muy claro si la iba a poder realizar, pero que ya estaba tocando con la punta de los dedos... me volvieron a revolotear las mariposas del estómago que notaba al empezar este viaje. Aunque ahora la sensación era distinta, era más bien un sentimiento de paz interior, de estar a gusto conmigo mismo, de haberme superado a mi mismo, de saber que al final en esta vida puedes conseguir lo que te propongas y si además pones un poco de tu parte queda como un experiencia muy enriquecedora a nivel personal y deportivo. Me venían a la cabeza todos lo buenos momentos, toda la gente que he conocido, todas las conversaciones trascendentales mantenidas con gente de todo el mundo a lo largo de estos días... en fin, un cúmulo de cosas que estaba intentando ordenar en mi cabeza.

La tristeza es en parte porque se acaba el Camino, y por otra parte porque me hubiera gustado seguir otros diez días más. Pero la tristeza pasa rápido.

Llegada a Santiago, justo la pasar el puente de entrada a la ciudad mi compañero de aventuras de estos últimos días decide que todavía no es el momento de llegar y no se le ocurre otra cosa que pinchar la rueda delantera (sin cámara de repuesto) y darse un pequeño piñazo que nos hace a los dos mirarnos con cara de incredulidad y pocos segundos después empezar a partirnos de risa... sin comentarios.

Tras ir empujando la bici un par de kilómetros, llegamos a una tienda donde solucionamos el problema y tiramos hacia la catedral. No nos queda nada para llegar a nuestra meta, los sentimientos se agolpan en nuestras cabezas y decidimos parar a tomar algo justo 100m antes de llegar. Risas, nervios, una caña y una tapita de pulpo nos dejan perfectos para nuestra llegada. Antes de bajar las últimas escaleras comienza a sonar una gaita que parece que nos recibe y es como el final de una buena película. Entramos sonrientes en la Plaza del Obradoiro, risas, abrazos, fotos y emociones muy fuertes... Es un momento difícil de explicar.
Solo se que ya lo he conseguido, ya he llegado. Por fin!!!! Nos tiramos en la plaza apoyados en nuestras bicis y me encuentro a unas guiris que no paran de hacernos fotos... jejejje.. Juanono y yo como estrellas de rock.. me parto.

Empezaba esta crónica diciendo que no he sabido realmente cuales eran los motivos que me llevaron a realizar esta aventura. Ahora ya lo voy intuyendo, aunque creo que en cuanto pueda volveré a repetir a ver si a la siguiente por fin acabo de saberlos. Y si en el siguiente camino aun no lo sé, volveré a repetir.... la vida al fin y al cabo es esto. Disfruta haciendo lo que más te gusta... el resto viene solo.





9ª ETAPA: PORTOMARÍN-PEDROUZA
Dormimos en la misma habitación todos los ciclistas con los de Santander y las chicas y yo me despierto descojonándome de risa porque había un personaje en la habitación que era pa verlo. Como olía el bicho y cómo roncaba, se quedó con el apodo del roncador. Marcela, la brasileña, se tuvo que bajar al piso de abajo a dormir porque no podía soportarlo, yo con lo cansado que estaba la verdad es que ni me enteré.

La mañana amanece fresquita y con niebla pero poco después aparecerá el sol. Al principio nos regala una subidita de 11 kms para calentar las piernas, llego asfixiado. Hay que decir que desde el momento que entras en Galicia todos los tramos son un continuo sube y baja, lo que viene siendo un rompepiernas y después de varios días pedaleando el cansancio se va notando. El tramo hasta Palas de Rei es super guapo con unos paisajes espectaculares, vas pasando pueblos (aldeas) de los que no me acuerdo de los nombres pero que dejan un recuerdo imborrable en mi memoria.

En Palas de Rei, Juanono y yo nos separamos por unas horas porque él va más fuerte y aparte de que no quiero que me esté esperando cada dos por tres, yo voy haciendo mi camino con calma que estoy muy cansado, para mí ya son muchos días y Galicia es Galicia, como ya dije antes. Nos volveremos a ver unas horas después.

Cuando te vas acercando a Santiago vas encontrando muchísima gente, tanta que a veces es complicado ir pasando a tanto peregrino ó turisgrinos como hay por estos lares. Me explico, para que te den la Compostela tienes que acreditar haber hecho al menos 100kms andando por lo que mucha gente empieza a partir de aquí y, la verdad, te encuentras de todo, desde filas enteras de autobuses que llevan a los “turisgrinos” de un pueblo a otro, gente super bien vestida y sin mochilas, niñas super pintaditas y con sus minifaldas... etc. Nosotros que llevamos varios días sin afeitar, que hemos comido barro hasta hartarnos y que estamos machacados de tantos días pedaleando aquí nos vemos como bichos raros, aunque para mí los raros son ellos... Bueno, al final cada uno hace el Camino como quiere o como puede... Ante todo respeto.

En esto que muy educadamente pido paso y adelanto muy despacito a unos “turisgrinos” o “peregrinos domingueros” de estos, y cual es mi sorpresa que al pasar oigo a una maruja gritar: ¡¡Dale con el palo al de la bici que se cree que el camino es suyo!!....en realidad es lo contrario, esta gente pasa por ahí en coche sin sufrir y miran mal a cualquier peregrino/bicigrino tanto que parece que le están perdonando la vida. Me quedo flipado y freno para pedirle explicaciones. Se ve que el Camino me ha cambiado en cierto modo porque lo primero que me viene a la cabeza es que le voy a meter el palo por donde yo me sé pero al final decido que no merece la pena. Esta gente no sabe lo que es el Camino.

Llego a Melide y parece que todo ha cambiado, es como si me hubiera salido del Camino. Recuerdo esas pistas interminables sin un alma por Leon y ahora miro a mi alrededor y solo veo gente. Parece el Corte Inglés el primer día de rebajas, así que como rápido y quiero salir de allí cuanto antes y volver a encontrar la tranquilidad del bosque, de los caminos... no se si me entendéis.

A media tarde y por caminos preciosos (ya estoy otra vez en mi mundo) llego a Arzúa, donde me paro a tomar una cerveza y a los dos minutos aparece Juanono y cinco minutos después aparecen los pucelanos. Nos partimos de risa con las historias de cada uno, Oscar va el hombre super jodido con el menisco, hasta tal punto que cuando se baja de la bici no puede ni andar, hay que joderse como nos gusta sufrir, pero dice que llega a Santiago aunque sea cojo... y vaya si lo hizo. Juanono y yo decidimos tirar hasta Pedrouza (Arca do Pino).

Se hace tarde pero aún así, después de una curva (tiene gracia, pero todo aparece detrás de una curva) oímos el sonido de una gaita en medio del bosque. Nos miramos con una cara que era mezcla entre incredulidad y felicidad, tiramos del freno y nos paramos con unos paisanos que estaban tan felices tocando la pandereta, la gaita, cantando y bailando.... aajjajajaja... nos unimos a la fiesta un ratito y seguimos nuestro camino. Vaya espectáculo. Estamos muy cerca de nuestra meta, apenas a 30 kms y aunque estamos machacados sacamos fuerzas de no sé dónde y seguimos dando pedales, queremos dormir hoy lo más cerca posible de Santiago. Yo iba tan ensimismado que en una bajada me paso el pueblo donde teníamos pensado dormir (me pasé 6 kms...) y acabamos en Pedrouza. Llegamos al albergue a las 9 de la noche y cuando vamos a dejar las bicis nos dice el hospitalero que las podemos dejar en una cuadra donde dormían antes los caballos que tienen en la planta de abajo, a estas alturas ya no nos sorprende nada así que les dejamos un poco de heno y las dejamos descansar que la verdad, las niñas se han portado estupendamente. Nos subimos a cenar unos bocatas, chorizo, queso, etc y nos vamos a sobar más cansados de lo que no he estado en mucho tiempo, los kilómetros ya pesan.







8ª ETAPA: TRIACASTELA-PORTOMARÍN
Al salir de Triacastela hace un día de lujo, luce el sol y hace calor, no me lo creo.. por fin un día sin lluvia. Aquí el Camino se bifurca, puedes ir por San Xil o por Samos. Decido ir por Samos para ver el monasterio que me han dicho que es precioso y no me equivoqué. A veces, el Camino te obliga a tomar decisiones que, en ese momento no sabes si es la más adecuada pero el tiempo me va a dar la razón. Los ciclistas de Cadiz van por San Xil y nos separamos con algo de pena, la verdad.

El tramo hasta Samos es precioso, al principio hay un par de kilómetros de carretera pero luego sales al campo y es una pasada. En el monasterio de Samos conozco a un bicigrino de Madrid, Juanono, con el que acabaré esta aventura en Santiago. Un tipo genial, uno de esos Ángeles del Camino que me he ido encontrando pero en este caso es especial. Resulta que los dos visitamos un foro (forobicigrino.com) y antes de salir sin conocerlos estuvimos charlando por internet. Él ha salido desde Madrid con la bici y cuando empezamos a hablar a las puertas del convento salta la sorpresa: “oye tío, ¿¿tu no serás el Juanono ese del foro??” me mira con cara de no creerselo y empezamos a descojonarnos.... para variar risas y más risas. Visitamos el convento y me cuenta cosas de la historia del camino, del convento... en fin, una conversación muy agradable y un gran tipo. En esto que coincidimos con otro ciclista de Pamplona, vamos a Sarria y delante de una empanada de bacalao y unas cervezas no podemos parar de reir. Que tarde más buena pasamos.

Juanono y yo tiramos hacia Portomarín y el de Pamplona se queda en Sarriá. Este tramo, como os decía antes ha sido de los mejores para ir en bici. Eso si, la salida de Sarria es durísima, unas cuestas que pa qué y después de la empanada pues peor. Cruzamos ríos, subimos, bajamos, trialeras p’aqui y p’alla, barro, agua... una pasada. Llegamos al mojón que marca 100 kms hasta Santiago y nos da un subidón increíble. También aquí conocemos a unos bicigrinos que vienen de Santander, otros de Valladolid, una chica de Barcelona y otra brasileña que son una gente super maja.
Al final tengo que decir que lo mejor del Camino es la gente que vas conociendo, el viaje es una experiencia formidable porque pasas por pueblos preciosos, paisajes acojonantes... etc pero yo me quedo con la gente que he conocido estos días. Sin duda alguna.

La llegada a Portomarín es muy bonita, el pueblo está encima de un lago que forma el río Miño (antiguamente el pueblo estaba donde hoy está el embalse) y para finalizar la jornada una cuesta infernal hasta llegar al albergue. Una cervecita y acabamos jugando al futbol y al freesbey (o como se diga) con unos paisanos del lugar. Como si no hubiera hecho ya bastante deporte.... jejejjeje.








7ª ETAPA: VILLAFRANCA DEL BIERZO-TRIACASTELA
El día amanece fresquito, nublado pero sin lluvia. Hoy os puedo decir que me apetece muchísimo coger la bici, el cuerpo se va habituando al esfuerzo y cada día me pide más, lo que es el coco... desde mi casa en Madrid dudaba mucho de si iba a poder conseguir llegar a Santiago y ahora, después de unos cuantos días en bici me encuentro genial, super fuerte. Voy por el arcén de la nacional siempre en subida pero muy suave. Voy ganando altura suavemente hasta Herrerías donde me encuentro a los amigos ciclistas de Valencia y Mallorca así que después de unas risas encaramos el puerto más duro de todo el camino los cuatro juntos.

Las primeras rampas del puerto son la leche, espectaculares, a veces te dan ganas de dejar la bici o de darte la vuelta y bajar lo que ya has subido pero esto no puede ser... ya he llegado hasta aquí y hay que continuar. El puerto se hace duro y tengo que bajarme de la bici en alguna ocasión y empujar porque no puedo más. Sin embargo, esto me da vidilla porque las vistas que hay son una pasada, es un paisaje de cuento. Asfixiado llego a O’cebreiro y al salir de la Iglesia de poner el sello me encuentro con el colega David, el novio de Patri y amigo de Anita (las chicas de Madrid), que me invita a desayunar en la furgo queso, chorizo, cerveza... en fin... ¡¡¡te debo una amigo!!! Me cuenta que la chicas acaban de pasar y tras despedirnos sigo mi Camino.

He subido el puerto por una pista asfaltada y al poco de llegar arriba empiezo a ver ciclistas, así como 20 ó 25 todos sin alforjas y tan fresquitos. Echo una mirada a mis alforjas y aunque me cago en tó por un momento, decido que tengo unos cojones de la ostia, con todo el peso de la bici y de las alforjas y estoy ya cerquita de Santiago. Acabo de entrar en Galicia, estoy en la provincia de Lugo. Tras pasar el puerto hay una bajada por una pista de tierra super chula pero todavía queda “fiesta”, aun me queda subir el alto do Poio y yo que creía que ya estaba todo hecho... mae mía!!! Me meto por el camino y me desespero porque es imposible hacerlo en bici, unas cuestas infernales, todo lleno de piedras, barro... en fin mú bonico!! Antes de llegar al Poio está el alto de San Roque, un sitio espectacular donde hay una escultura gigante de un peregrino mirando al horizonte y todo rodeado de montañas, de los lugares más bonitos de todo el Camino.

Por fin corono el puerto y comienzo la bajada a Triacastela por el campo: Guau!!! La bajada es flipante, de los sitios que más he disfrutado con la bici y es aquí cuando me doy cuenta de lo bonito que es el ciclismo de montaña. Una pasada. Esta bajada hasta Triacastela y el tramo entre Sarria-Portomarín (que os contaré más adelante) ha sido lo mejor de todo el Camino en cuanto a ciclismo de montaña se refiere.

En Triacastela llego al albergue lleno de barro hasta las orejas y tras una ducha me encuentro con otro personaje del camino. Esta vez es un tipo peculiar que se gana la vida haciendo peregrinos con alambre, un loco de la ostia, no me da buena impresión pero al final junto con una chica alemana y un chico de málaga acabamos cenando juntos los cuatro. El hombre está muy borracho y se le va la cabeza, así que decido que no es buen compañero de viaje y me voy para el albergue. Al rato aparece por allí, sobre las 10 y pico de la noche super pedo, coge la mochila y dice que se va andando a esas horas hasta Samos (15kms +o-). Estoy con unos bicigrinos de Cadiz y otro de Madrid y entre todos intentamos convencerle de que no es una buena idea, que se quede a descansar y mañana será otro día. Todo en vano. El tipo es buena persona pero muy castigado por la vida, se va haciendo eses y nos deja con la preocupación en el cuerpo. La noche acaba con una charla con los bicigrinos y la hospitalera que hablamos de lo humano y lo divino y nos contamos la vida de cada uno de nosotros hasta que caemos rendidos. Una conversación muy agradable, esto también es parte del camino. Hoy ha sido un gran día.







6ª ETAPA: RABANAL DEL CAMINO- VILLAFRANCA DEL BIERZO
El día comienza con la subida a la Cruz de Hierro, uno de los cocos del Camino. Hoy me he levantado super fresco y para mi sorpresa me subo el puerto del tirón, sin descansar. Vamos los 3 mosqueteros acompañados de los ciclistas de Valencia y de Mallorca. La subida es preciosa a la vez que durísima, así que meto todo el desarrollo de la bici y voy disfrutando del paisaje. También nos encontramos con dos ciclistas que vienen desde Holanda en bici, padre e hijo que llevan más de 2000 kms de pedaleo, buena gente también.

La tradición dice que al llegar a la cruz de hierro hay que dejar una piedra como penitencia y dejar tus mejores deseos para tu gente y para implorar a los dioses que podamos llegar a Santiago. La llegada es alucinante, todo el mundo aplaudiendo, animando y super felices de haber llegado hasta aquí. Además es el primer rato del viaje que sale el sol. Aquí dejo mi piedra para MARTA. Estoy emocionado, de hecho me emociono aún al recordarlo.. bfff...

Seguimos hasta Manjarín y conocemos a otro personaje del camino, Tomás, un tipo que dice ser el último caballero templario y tiene montado un chiringito en mitad de la montaña que nos invita a un café con galletas y nos cuentas historias de la orden de los templarios. Un sitio muy curioso, la verdad, con música muy extraña y decorado todo como en la época medieval. Después nos enteraremos que al parecer el tipo tiene una especie de secta puesto que hay como 18 ó 20 personas que le han seguido y han dejado su casa, su familia, su trabajo y su dinero para irse a vivir a un pueblo en las montañas, en mitad de la nada y seguir con la historia esa de los últimos templarios. Me da que pensar aunque creo que no está muy bien de la cabeza, otro personaje del camino.

Aquí nuestros caminos se separan, de momento y aunque he disfrutado muchísimo de la compañía de mis dos amigas el Camino nos lleva a cada uno por nuestro lado. Seguiremos hablando todo el camino pero ya no pedaleamos juntos. Me han pasado tantas cosas estos días que necesito un poco de tranquilidad y de soledad para asimilarlo todo en mi cabeza.

En este momento, ya pedaleando solo sufro el primer pinchazo y, como no... empieza a llover otra vez. Lo arreglo y empiezo a bajar por la carretera, una bajada flipante y bastante peligrosa, la bici coge velocidades de vértigo. Llego hasta Ponferrada donde pincho otra vez, esta sería la última vez en todo el camino. Esta ciudad para mi es la más fea y la que menos me gusta de todo el camino, eso si hay que decir que el Castillo es impresionante. Un poco malhumorado por los pinchazos paro, sello la credencial, me meto un bocadillo gigante y continúo mi Camino. Un consejo, al llegar a Ponferrada no sigáis las flechas amarillas porque te hacen dar un gran rodeo por la ciudad, tirar hasta el castillo y luego coger la carreterilla que va hasta Camponaraya para salir de la ciudad.

El siguiente pueblo es Cacabelos, donde sigue lloviendo, esta vez a lo bestia sigo el camino y llego empapado, cansado y muerto de hambre hasta Villafranca; este pueblo si que es una pasada. Hay una Iglesia del siglo XII donde se encuentra la puerta del perdón, es donde antiguamente los peregrinos que no podían llegar a Santiago por enfermedad si pasaban por esta puerta se les perdonaban todos sus pecados. Me alojo en el albergue Viatoris y me voy a dar una vuelta por el pueblo y a cenar. Un pueblo espectacular, ya lo conocía pero merece la pena dar una vuelta por él y ver las iglesias, la colegiata, el río... en fin, un sitio super recomendable. A dormir que mañana me toca O’cebreiro....





5ª ETAPA: LEON-RABANAL DEL CAMINO
Ya recuperados del estropicio nos levantamos con las fuerzas renovadas y nos despedimos de los dos amigos de Vitoria, puesto que aquí termina su camino por motivos personales, no pasa nada, nos volveremos a encontrar algún día.

Salimos las chicas y yo de Leon, tengo que deciros que la salida de Leon es lo más feo y peligroso de todo el camino, mucho coche, sales de la ciudad por polígonos... muy feo y además lloviendo, como no.... Llegamos a Hospital de Orbigo, un pueblo super chulo con un puente de piedra larguísimo que cuenta la leyenda que fue donde un caballero derrotó a 300 soldados con sus lanzas uno a uno, resulta que todos los años en junio celebran las fiestas del pueblo y todo el mundo se viste de caballeros medievales y rememoran esa batalla.. habrá que ir en el mes de junio. El albergue de este pueblo es guapísimo y está decorado con cuadros que envían los peregrinos que han pasado por allí e incluso puedes pintarlos en un caballete que ponen a tu disposición, muy curioso.

Ya llegando a Astorga nos encontramos con cientos de niños por el camino, es una excursión del cole y vamos adelantando a todos los chavales que flipadísimos viendo a los ciclistas empapados nos reciben con mucho ánimo y mucho cariño. Al llegar a Astorga Patri rompe la cadena así que paramos a arreglarla y de paso comemos con David. Sigue lloviendo, de momento no he tenido ni un rato de sol en todo el viaje.. pero todo llegará. Tiramos millas hasta Rabanal, todo en subida y después de comer se hace un poco pesado pero vamos a buen ritmo y disfrutando del paisaje y de la lluvia. Paramos en un pueblo que se llama el Ganso y decidimos que el nombre del pueblo se lo han puesto en honor a un paisano que tiene un bar allí y parece un poco payasete, se emociona al ver a mis dos compañeras de viaje y tenemos que vacilarle un poco para que no se nos suba a las barbas... más risas. Deciros que estas dos chicas son de lo mejor que he conocido en el Camino, guapísimas, encantadoras, super simpáticas y unas máquinas de pedalear.. joe, me costaba un huevo seguirles el ritmo, habían corrido no se cuántas maratones...

Y con la tontería llegamos a Rabanal del Camino, albergue del Pilar, un sitio estupendo, la hospitalera majísima se llama Isabel y la mujer hiperactiva se desvive por todos los peregrinos/bicigrinos que dormimos allí. Un gran recuerdo. Así como el cocido maragato que nos zampamos con David que se queda a dormir con nosotros. Alli también conocemos a unos ciclistas de Valencia y otro de Mallorca con los que coincidiremos más adelante. Conversación sobre lo humano y lo divino antes de irnos a la cama y a dormir que el día ya no da para más.

Un detalle que se me olvidaba, al llegar al albergue Isabel nos pregunta que tal estamos y si nos duele algo y yo le digo que tengo un dolor en el cuello de la postura de la bici y, de repente me presenta a un señor de unos 80 años, alemán, que se llama wolf (lobo) y me dice que tiene una especie de poderes. Me siento y el tipo me pone las manos sobre los hombros cosa de un minuto, no os lo creeréis pero al cabo de un minuto desaparece el dolor. Increíble. Al día siguiente llegaban los de Aquarius a grabar un spot publicitario que imagino que se verá dentro de poco en la tele.





4ª ETAPA: RELIEGOS-LEON
Nos levantamos con una resaca bastante curiosa pero no me importa nada, ha sido uno de los mejores días del camino, además el destino quiso que ayer nos quedáramos allí y ¿quién soy yo para oponerme al destino? Desayunamos con mucha calma y seguimos charlando cuando aparecen la pareja de Alicante y el grupo que iba a caballo.. claro, nos han alcanzado hasta los que iban andando.. jajajajja. No paramos de reir.

En esto que aparecen dos chicas de Madrid (Anita y Patricia) en bici y se quedan flipadas al ver el bar. Sin saberlo serán mis compañeras de viaje durante los próximos dos días. Charlamos un rato y decidimos continuar los 5 juntos hasta Leon. Cuando salimos del bar deben ser como las 12 y pico del mediodía... ¡ya está bien!

Con la calma cogemos de nuevo la bici y aunque bastante perjudicados de la noche anterior tiramos hasta Leon. No paran las sorpresas puesto que en una curva de repente, aparece un tío en una furgoneta tipo autocaravana que nos espera con algo de comer y unas cervezas bien fresquitas... jajajaj... la historia se repite. Es David, el novio de Patricia que las va acompañando en su furgo pero que conste que las chicas empezaron en Roncesvalles y tras 5 días andando luego siguieron el Camino en bici con alforjas y todo, David va a su ritmo y cada varios pueblos nos vemos, charlamos y tomamos algo. Otro tipo genial.

Ya en Leon, vamos al albergue de las monjitas, por cierto, estupendo y después de dejar las alforjas y tal decidimos quedarnos de tapeo por el humedal. Toda la tarde de risas, bromas, charla, más risas... etc. En fin, una tarde guapísima, deciros que no pasamos ni hambre ni sed... pero yo estoy roto así que prontito nos vamos a dormir. Hoy he hecho 25kms en la bici, nada más.... jajajaja, pero que queréis que os diga para mí el camino es esto, por algún motivo desconocido acabamos conociéndonos y disfrutando de la compañía. El camino me trajo aquí y de esta manera, no me arrepiento, uno de los mejores días de todo el viaje... lo que tiene ir sin prisas.